Durante los primeros años de vida se deben tener en cuenta dos aspectos muy importantes a la hora de elegir las prendas que llevará el niño. Hablamos de la funcionalidad de las vestimentas y de que sean apropiadas para la etapa motriz en la que se encuentra.
Progresivamente, el niño va creciendo y va incorporando nuevas adquisiciones en cuanto a sus movimientos, que necesitan ser consideradas por los adultos que acompañamos este crecimiento. Debemos intentar que la ropa no se vuelva un obstáculo para el desarrollo de los movimientos. Para ello, el adulto tiene que ser consciente de cuáles son los hitos de desarrollo del ámbito motriz y observar al niño.
Es responsabilidad del adulto contribuir al desarrollo del niño y permitirle superar cada etapa de desarrollo e independencia. En cada fase hay algo nuevo que el niño puede hacer: cuando este es recién nacido no puede participar voluntariamente, pero el adulto puede involucrarlo y, a mayor desarrollo del movimiento, menor colaboración del adulto. Primero el niño va a poder quitarse la ropa (Por ejemplo: los calcetines) y más adelante, también ponérsela (Por ejemplo: la chaqueta). Para que el niño pueda contribuir, hay que darle la información adecuada. Por ejemplo, para quitarse una camiseta o jersey no se le debe pedir que levante los brazos (de normal, las prendas no salen por sí solas al levantar los brazos). Lo adecuado es mostrarle los pasos para quitársela para poder hacerlo cuando adquiera los movimientos necesarios. Es decir, se trata de darle nuestro modelo de movimientos para quitarse la prenda en concreto
Aquí tenemos algunos criterios para seleccionar ropa:
• Se tiene que considerar la libertad de movimiento teniendo en cuenta que el tronco tiene que estar cubierto para mantener la temperatura corporal, mientras algunas otras partes del cuerpo necesitan estar expuestas dependiendo de lo que el niño está utilizando: manos, rodillas… Por ejemplo, si el niño se está arrastrando o empieza a gatear, se necesita que tenga las manos y el antebrazo expuesto, así como las rodillas, para que no resbale y tenga tracción.
• Es muy común que el niño lleve puesto un babero porque babea, pero cuando está gateando sería recomendable quitarlo, porque es muy incómodo, ya que no se ve las manos y puede tropezar con este.
• Para ayudar al desarrollo de la independencia del niño, no son funcionales: las faldas, los vestidos y los petos…
• La ropa que es de una sola pieza siempre interfiere: nosotros movemos por separado la parte inferior de la superior, entonces, estas aprietan el cuerpo del niño, ya que unifican el movimiento.
• Cuando el niño se empieza a poner de pie hay que tener cuidado con los calcetines. Lo mejor es que esté descalzo, buscar algún zapato con la suela blanda o calcetines antideslizantes que le permita ponerse de pie sin que se le resbalen los pies.
• Cuando el niño empieza a caminar y sus manos están libres, tiene un gran interés para vestirse y desvestirse, pero la ropa tiene que permitirle poder hacerlo. ¿Qué interfiere en este desarrollo? Broches, tirantes, botones, hebillas… Por lo contrario, son muy útiles las cremalleras y los velcros.
• En cuanto a las camisetas, los cuellos tienen que ser suficientemente grandes para que pase la cabeza entera.
• El niño se mueve también dormido. Los pijamas tienen que permitir el movimiento libre, por lo tanto, mejor evitar los pijamas que tienen el pie incluido, o que son de cuerpo entero.
Siguiendo estos criterios podemos colaborar al correcto desarrollo del movimiento del niño y no comprarle ropa que, aunque sea agradable estéticamente, pueda suponer un impedimento para su independencia.